konane piedra

Konane

Konane es un juego popular practicado tradicionalmente en las islas Hawaii por las diferentes clases sociales y por ambos sexos. La primera referencia de que se tiene constancia es la que hizo el capitán Cook cuando arribó a las islas Hawaii en 1778. El juego llegó casi a desaparecer, pero recientemente se ha revitalizado dentro de las islas, como parte de las señas de identidad hawaianas y hoy día es fácil encontrar en parques y jardines grandes tableros de piedra para jugar al konane, al aire libre.

El tamaño del tablero de juego es variable, habiéndose encontrado de muy diversos tamaños, aunque generalmente suelen tener 100 o más casillas. Los tableros de 10×10 son comunes (por ejemplo el de la figura de abajo) pero también es frecuente encontrase con tablero de otros tamaños, no necesariamente cuadrados. De hecho los tableros rectangulares son también frecuentes. La única condición es que debe tener un número par de huecos. Normalmente está construido con una gran piedra plana en la que se practican pequeños huecos para colocar las fichas, que usualmente son blancas y negras (pequeñas conchas blancas y pequeños cantos lisos recogidos en la playa formados a partir de lava negra).

konane en parque histórico hawaii

La imagen corresponde a una mesa al aire libre para jugar al Konane, dentro del Honaunau National Historical Park en la isla de Hawaii

Reglas del juego

konane posición de salida
konane captura múltiple
konane final

Cada jugador cuenta con un número de fichas que es exactamente la mitad de los huecos de que disponga el tablero de juego, y de un color determinado, por ejemplo, si el tablero tiene 100 huecos (10×10) un jugador tendrá 50 fichas (por ejemplo blancas) y el otro 50 fichas negras. El juego se inicia con todos los huecos del tablero ocupados por sus respectivas fichas, que se disponen de modo alternado, tanto en filas como en columnas.

Para comenzar el juego, uno de los jugadores retira una piedra del tablero, que debe ser una de las siguientes: la que ocupa el centro, alguna de las adyacentes a esta, o alguna de las esquinas. A continuación el otro jugador retira una piedra adyacente a la recién retirada y del color opuesto, con la particularidad de que si el primer jugador seleccionó una piedra adyacente al centro, entonces el segundo jugador debe coger la piedra central.

Una vez realizado este primer movimiento inicial, los jugadores se turnan para realizar los movimientos subsiguientes, correspondiendo a cada uno el color de la primera ficha que retiraron. En el Konane un movimiento consiste en un salto corto (como en el juego de las damas) con una piedra propia sobre una pieza enemiga adyacente hasta una posición vacía justo a continuación en la misma línea, que puede ser vertical u horizontal pero nunca diagonal, con lo que la piedra sobre la que se ha saltado queda capturada y se retira del tablero. Es posible realizar capturas múltiples siempre que estén todas en la misma fila o columna, estén separadas entre sí por una única posición vacía y haya una posición vacante al final de la línea. No se puede cambiar de dirección durante una captura múltiple. Las capturas múltiples no son obligatorias y el jugador que se encuentra ante la posibilidad de una captura múltiple puede capturar solamente una ficha contraria, o más, sin necesidad de completar todas las posibles, es decir, se puede parar en cualquier hueco intermedio que le convenga.

En la figura de la izquierda la piedra negra A captura las dos fichas blancas sobre las que realiza el salto y sin embargo no desea capturar la tercera, quedándose en el hueco indicado.

En la figura siguiente, si le toca el turno a las blancas, no pueden realizar ningún movimiento con captura, por lo que la partida se termina con el triunfo de las negras.

La clave del juego del Konane, y que lo hace un juego original, deriva de que para mover una ficha es preciso realizar siempre alguna captura. Por lo tanto si un jugador no puede realizar ninguna captura el juego termina y pierde la partida. De hecho, en el Konane es irrelevante el número de fichas capturadas, pues estas no se cuentan al final. El objetivo del jugador es conseguir que el jugador contrario quede en una posición tal que no le sea posible, en su turno, mover ninguna de sus piedras, al no poder realizar ninguna captura. En el caso muy improbable de que se pudiera continuar una partida hasta que todas las piedras, menos la última, fueran capturadas, ganaría el jugador que ha realizado la última captura pues el otro jugador ya no tendría piedras con las que jugar, y por lo tanto no podría realizar ningún movimiento en su turno, que es la condición de finalización del juego.