Los juegos con tableros cuyas casillas son de forma hexagonal en lugar de cuadrada no son frecuentes, y presentan, por el número de caras en contacto entre sí, unas interesantes singularidades en cuanto a los movimientos de las fichas sobre el tablero. El Agon es un de ellos, que a veces se llama también «los guardias de la reina«. El juego aparece ya descrito en libros de juegos y pasatiempos en el último cuarto del siglo XIX, y su origen no es seguro (Posiblemente Inglaterra o Francia). Es un juego abstracto de pura estrategia, con fuerzas y objetivos iguales para cada jugador. Está descrito en muchos libros de historia de los juegos, y explicado con gran detalle en el libro del conocido experto en juegos de mesa históricos titulado «A book of historic board games«, junto con otros famosos juegos como halma, fanorona, nine men’s morris, konane o tablut. 

Desde el punto de vista constructivo la dificultad, en principio, es notablemente más alta que con casillas cuadradas, que son mucho más fáciles de trazar y recortar. Por suerte encontramos que se podían comprar pequeñas losetas de madera de forma hexagonal a precio económico, que se venden para la construcción de maquetas y en general para manualidades, por ejemplo en la tienda online aliexpress. De esa manera el principal problema quedó resuelto y ya solo fue necesario pegar cuidadosamente las losetas hexagonales sobre un tablero base de madera de contrachapado de 5 mm de espesor, y finalmente colocar un marco alrededor del tablero para dotarle de mayor consistencia y un buen terminado.

Previamente al pegado con cola blanca, las losetas necesarias según el diseño del juego para distinguir los círculos concéntricos, se tiñeron de un tono oscuro con tinte de nogal al agua, y las restantes se dejaron en su color de madera natural. El tablero base se tiñó con tinte de roble al agua. Una vez completada la construcción se dio al conjunto una mano de tapaporos y se terminó con cera natural.

Los seis peones pequeños (guardias) de cada jugador y las dos reinas (peones grandes) son también el resultado de una compra en aliexpress, que dispone, para manualidades, de diferentes formas y tamaños a precios económicos, lo que permite ahorrar tiempo de fabricación, especialmente si no se dispone de un torno eléctrico. Los peones vienen en madera natural y solo se precisa teñirlos del tono que sea más oportuno.

Pancha keliya es un juego tradicional de Sri Lanka, que significa «juego de cincos» debido a que los diferentes tramos del tablero contienen cinco casillas cada uno. Es un juego de recorrido y persecución, tipo parchís, para dos jugadores, donde en lugar de dados se utilizan seis conchas de cauri, y se utilizan tres peones por jugador. La forma del tablero no es única, pues se usan diferentes versiones de trazados.

Hemos procedido a realizar este juego utilizando tela para fabricar el tablero, al modo tradicional en que fabrican muchos juegos en la India. Hemos seleccionado una tela de fieltro verde de fondo y luego hemos recortado los diferentes segmentos que configuran el trazado, junto con los espacios de salida y llegada de los peones. Una vez todas las piezas disponibles se fijaron al fondo verde con alfileres para mantener la posición y se procedió a coserlas utilizando la máquina de coser eléctrica.

Los peones se ha realizado a partir de una barra cilíndrica de madera de 2 cm de diámetro, cortándola con la sierra en segmentos de 3 cm y luego dándoles en uno de sus extremos una forma semiesférica con la lijadora, de modo que su aspecto final es el de una especie de cúpula, que suele ser una de las formas más comunes de las piezas en los juegos de la India. Finalmente se pintaron con pintura acrílica.

Kerala es un juego de persecución para dos o tres jugadores que mueven sus cinco piezas alrededor de un campo de diseño especial, de acuerdo con el lanzamiento de cinco conchas de cauri.

Se trata de un juego prácticamente desconocido y con muy pocas referencias disponibles en publicaciones o en internet. Probablemente el primero que describió el juego fue R.C. Bell, en su libro “Board and Table Games form many civilizations” de 1979, y posteriormente J. Bottermans lo incluyo en su libro “The World of Games” de 1989. El experto en juegos de mesa Damian Walker también publicó una ficha del juego en 2011 a través del portal cyningstan. El juego también aparece descrito en el conocido repositorio boardgamegeek.com.

Decidimos fabricar este juego por su rareza, aunque a la vista de las instrucciones no es sino un juego más de recorrido y persecución, como pueden ser por ejemplo el parchís o el senet. Al tratarse de un juego probablemente del subcontinente indio, donde es tradicional fabricar sus juegos sobre tela, aquí nos propusimos hacerlo también en tela, con cierta libertad a la hora de elegir el material, que es sustancialmente tela de fieltro de tres colores con todas las costuras realizadas con máquina de coser, y completando con una cenefa o greca decorativa. Por su parte, las fichas de juego fueron realizadas en madera a partir de una barra cilíndrica de 20 mm de diámetro, cortada con sierra en segmentos de 30 mm y posteriormente redondeando uno de sus extremos con la lijadora para darle la tradicional forma de cúpula que tienen muchos peones de juegos indios.  

Sri Lanka es un país rico en juegos de mesa tradicionales propios, aunque con cierto parecido a los jugados en la India, cosa lógica debido a su proximidad, y también con reminiscencias de los juegos africanos del tipo mancala, cosa también lógica dada la difusión que tales juegos han tenido desde la edad media a través del océano índico, debido a las migraciones árabes. En este caso hemos procedido a fabricar un juego denominado Olinda Keliya, del tipo mancala, con dos filas de siete agujeros, configuración frecuente en el sur y el sudeste asiático, como por ejemplo el juego denominado Pallanguli.

Keliya se puede traducir por tablero de juego, y olinda es el nombre de un tipo característico de semillas, que son las que se utilizan para jugar. Son un tipo de alubia venenosa que es producida por una planta trepadora denominada abrus precatorius o coralillo asiático. Tienen un vistoso color rojo intenso con un extremo negro, tal como se aprecia en la fotografía. Se utilizan también para hacer abalorios como collares o pulseras.

Para fabricar el tablero se ha partido de una pieza de madera natural de poplar sobre la que se dibujaron los huecos de juego y la decoración tradicional tallada en la madera, siguiendo un ejemplar mostrado en el museo de la ciudad de Colombo, capital de Sri Lanka. La forma exterior en bruto se hizo con la sierra circular eléctrica. Para los 14 huecos de juego y los dos depósitos centrales se utilizó una herramienta de sierra cilíndrica conectada al taladro eléctrico para dejar marcada con 1 cm de profundidad el límite de cada hueco, y luego ya se continuó el trabajo de forma manual con formón y gubia. Finalmente, el tallado de la decoración se realizó a mano mediante el uso de gubias. Por la parte inferior se hizo un ligero vaciado de la parte central del tablero a fin de que quedaran cuatro grandes patas en que apoyarse. Para alisar y suavizar los catorce huecos de juego se utilizó una miniamoladora eléctrica con cable de extensión flexible para poder acceder al interior de cada hueco y perfeccionar su forma semiesférica.

Dado que la madera de poplar es de color claro, una vez terminado el trabajo mecánico de tallado y tras lijar cuidadosamente la pieza, se procedió a darle un color oscuro, similar al original del museo, posiblemente realizado en madera de ébano. El tinte se aplicó a base de betún de judea diluido y una capa final de cera.

Este juego se practica en algunas aldeas en Tibet y Nepal. Pertenece a la familia de juegos de caza, asimétricos, en donde cada jugador dispone de un número diferente de piezas, movimientos diferentes de cada jugador y un objetivo distinto para cada uno. Se conocen con diversos nombres como por ejemplo «vacas y leopardos«, en donde dos leopardos se enfrentan a 24 vacas, «bagh chal» con cuatro tigres enfrentados a 20 cabras, «los soldados y el general» enfrentando a un general contra 16 soldados, «el zorro y las ocas» que enfrenta a un zorro contra 13 ocas, el «asalto» con dos oficiales contra 24 soldados, «len choa» con un tigre frente a seis cazadores, «pulijudam» o juego del tigre donde tres tigres se enfrentan a 15 corderos, «koti sellama» con tres tigres frente a 15 perros de caza, «rimau-rimau» con dos tigres enfrentados a 24 hombres o 22 hombres según la versión, «diviyan keliya» con dos leopardos frente a 24 reses, «bagh guti» con dos tigres frente a 20 cabras, y algunos más.

Todos ellos se juegan sobre tableros de variadas formas pero que comparten la base de diseño del alquerque, como centro, que luego puede extenderse, duplicarse o añadirse triángulos laterales. De esta regla general se escapan «len choa» y «pulijudam» que adoptan una forma de cuadrícula con envolvente triangular.

Salvo el tradicional juego medieval «el zorro y las ocas» y el más reciente juego del «asalto«, de origen europeo y que se juega sobre un diseño en forma de cruz, todos los demás son juegos característicos del oriente: India, Sri-Lanka, Malasia, Tailandia, Tibet, Nepal o China.

El mismo tipo de tablero, con el diseño de alquerque en el centro y las extensiones triangulares en los lados, se utiliza también para otros juegos de tipo simétrico, en donde cada jugador tiene el mismo número de piezas, los mismos movimientos y el mismo objetivo para ganar el juego. Por ejemplo «peralikatuma«, juego tradicional de Sri-Lanka y sur de la India, donde se enfrentan dos grupos de 23 fichas y se realizan capturas mediante salto corto, «16 soldados» que enfrenta a 16 piezas negras con 16 piezas blancas, «kotu ellima«, con 24 fichas por jugador, o «putt’han» tradicional de Mongolia, también con 16 fichas por jugador.

En resumen, este tipo de tableros, utilizados indistintamente para juegos simétricos y asimétricos, son típicos de India, Sri-Lanka, Asia central y lejano Oriente, y se juegan básicamente, o bien de forma similar al «zorro y las ocas» o bien similar al «alquerque«, ambos juegos medievales que ya aparecen descritos en el Libro de los Juegos de Alfonso X el Sabio, del año 1283.

El juego tibetano denominado Jabu Jianzi (o juego del tigre) se juega sobre tableros de diferentes tamaños siendo el más grande el que hemos realizado aquí para nuestra colección de juegos artesanales de fabricación propia. Un jugador dispone de cuatro tigres y el otro cuenta con un conjunto de 64 hombres que se enfrentan a los tigres. Al inicio del juego una parte de los hombres se disponen sobre el tablero de una forma determinada y el resto se van colocando por turno en las siguientes jugadas. Este juego en concreto no aparece descrito en ninguno de los usuales libros de consulta sobre juegos de mesa históricos. Tanto el diseño del tablero como la manera de jugar se han extraído del capítulo titulado juegos y deportes, del libro «Tibetan Folktales».

Frecuentemente este tipo de tableros, en India y Sri-Lanka, se elaboran en tela bordando con hilo de color las líneas que dibujan la configuración del tablero, aunque también se pueden encontrar de madera u otros materiales. Aquí se ha realizado el tablero marcándolo sobre una pieza grande de piel, dibujando primero con lápiz las líneas y luego utilizando un pirograbador para que se queden bien grabadas de forma permanente. Una vez terminadas estas tareas la piel se ha fijado con tachuelas decoradas a un marco de madera para mantener estirado el tablero y que se pueda jugar sobre él. Para resaltar la visibilidad de las líneas sobre el fondo oscuro de la piel se pintaron las líneas con pintura acrílica de color dorado, utilizando un pincel fino.

Konane es un juego tradicional originario de las islas Hawaii. Fue por primera vez descrito para los europeos por el capitán Cook tras el viaje que realizo en 1778 por las islas. Con el tiempo el Konane estuvo a punto de perderse completamente, pero recientemente, como parte de la voluntad de los hawaianos de revalorizar sus tradiciones y costumbres, el juego se vuelve a jugar en las islas y se ha dado a conocer en otras regiones del mundo. Aunque se venden en algunas tiendas especializadas tableros pequeños para jugar al Konane realizados en madera u otros materiales, en Hawaii se pueden encontrar, antiguos y modernos, practicados en mesas de piedra de cierto tamaño, que era la forma tradicional de jugar en sus tiempos.

Por esa razón nos propusimos fabricar un juego de Konane utilizando una piedra plana de considerable tamaño, que adquirimos fácilmente en un almacén de materiales para la construcción, pues se utilizan frecuentemente para poner losetas que marquen los caminos en jardines. La piedra, y por lo tanto el tablero de juego, tiene unas dimensiones aproximadas de 48×62 cm y un espesor de unos 6 cm. Así es que pesa lo suyo. La piedra es de material pizarroso, dura pero que se puede trabajar razonablemente bien simplemente utilizando el taladro eléctrico y una broca para piedra. Después de todo el tablero de Konane solamente lleva unos huecos donde colocar las piedrecillas que hacen de fichas, y nada más. Es un alivio que no haya que grabas líneas ni otros elementos sobre la piedra.

El konane fabricado tiene 10 filas y 10 columnas, formando 100 intersecciones y sobre cada intersección un hueco de 1 cm de diámetro realizado con la broca. Aunque el juego puede tener diferentes dimensiones, 10×10 es uno de las más comunes en Hawaii. Una vez realizados los 100 agujeros se dio una capa de barniz para proteger la superficie y darle su aspecto definitivo.

Aunque tradicionalmente en Hawaii se utilizan como fichas conchas blancas y pequeños guijarros negros de piedra de lava encontrados en la playa, aquí nos ha parecido más práctico utilizar pequeñas piedras de color blanco y rojo, en lugar de negro, porque se ven mejor sobre el fondo oscuro del tablero.

Este juego, que se practica hoy día en Sudáfrica y Botswana, es de origen muy antiguo y es similar a los juegos británicos twelve men’s morris y eleven men’s morris, y a su vez todos ellos tienen unas reglas de juego muy parecidas al alquerque de nueve que se explica en el Libro de los Juegos de Alfonso X el Sabio (año 1283)

Para su fabricación artesanal se partió de una pieza de madera de poplar (álamo americano) de 30 mm de espesor a la que primero se le dio forma cuadrada de 36×36 cm con la sierra circular. También con la sierra circular, graduándola a 45 grados, se biselaron los bordes y después se lijó toda la pieza con lijadora orbital y a mano. Una vez completada la forma del tablero se procedió a teñir la madera con una base de color marrón intenso, y se decoraron los laterales con motivos africanos utilizando pintura acrílica de calidad. Posteriormente se practicaron unos huecos cilíndricos de 2 mm de profundidad con ayuda del taladro eléctrico y la broca adecuada de 15 mm de diámetro y se delinearon con rotulador las líneas que unen los huecos para poner las fichas.

El alquerque de nueve, también conocido como juego del molino, merelles o danza de los nueve hombres, tiene una larga historia pues se han encontrado diseños grabados en piedra en muchos edificios de la antigüedad, desde el foro romano, el templo egipcio de Qurna y sobre todo en multitud de claustros e iglesias medievales extendidas por toda Europa.

Hoy se pueden comprar estos tableros en muchas tiendas de juegos y suelen venir, fabricados en cartón, como parte de los juegos reunidos de diversos fabricantes.

No obstante queríamos tener un juego del molino grabado en piedra, y lo más sencillo fue hacerlo a partir de una loseta de pizarra de las que se pueden encontrar fácilmente en tiendas de materiales para la construcción.

Dado que el alquerque de nueve tiene un diseño simple, la fabricación de este juego sobre la pizarra no tuvo mayor dificultad. Bastó con dibujar con lápiz los tres cuadrados concéntricos, trazar las líneas que unen los centros de sus lados y con el taladro eléctrico y la broca apropiada hacer las 24 hendiduras que forman los puntos donde se colocan las fichas. Posteriormente, con un pequeño limatón, aprovechando que la pizarra es una piedra blanda, se grabaron las líneas con una profundidad de un par de mm. Y así el tablero quedó listo para jugar sobre él.

Pasang es un juego bastante singular, restringido en la práctica al pequeño estado de Brunei, en la isla de Borneo, y que en la actualidad está experimentado una revitalización.

Dado que es un juego poco conocido en occidente y no se encuentran tableros que se puedan comprar para jugar, nos propusimos fabricar uno en madera, utilizando un sistema de unir dos tableros, uno con todos los agujeros necesarios perforados y el otro ciego. Esto se hizo así porque utilizando solo herramientas manuales y un taladro doméstico es fácil perforar de lado a lado un tablero con la broca adecuada, y sin embargo sería muy complicado realizar huecos de igual profundidad sobre un tablero más grueso, y además un tablero de madera natural de cierto grosor tiene a curvarse con el tiempo.

En las imágenes que se acompañan se puede seguir fácilmente el proceso de construcción artesanal de este juego, que comienza por el dibujo a lápiz de la matriz con los centros de los agujeros que serán las casillas del juego, la perforación de la matriz completa, el pegado de esta matriz sobre el tablero que hará de trasera, el enmarcado y la disposición de los espacios para las bolas capturadas, y por último su tintado y encerado final. Las fichas a utilizar en el juego son bolitas de madera de 15 mm de diámetro que se han pintado con spray, 60 con pintura blanca y 60 con pintura negra. Además se añaden cuatro bolitas más de cuatro colores diferentes que serán las «ka» de cada jugador.

Tawlbwrdd es un juego de la familia Hnefatafl, que fue una serie de juegos con muchos paralelismos entre sí, que se jugaron a lo largo de los países nórdicos y las islas británicas al menos desde el siglo X y al menos hasta el siglo XV. Todos los juegos Hnfatafl tienen en común que son asimétricos, es decir, que cada jugador dispone de fuerzas diferentes y también diferente objetivo. En todos ellos un jugador dispone de un cierto número de piezas más una pieza especial o rey, y el otro jugador el doble de piezas. También, en todos los juegos Hnefatafl, es común el sistema de captura por custodia.

El juego del Tablut, informado por Carl von Linneo durante un viaje a Laponia en el año 1732, dispone de 9 x 9 casillas, y se jugaba aun en algunas zonas remotas del norte de Europa en el siglo XVIII. Por su parte el juego de Tawlbwrdd se considera más bien asociado al país de Gales y por extensión a la isla de Gran Bretaña. Solo existen unas pocas referencias literarias a este juego, por lo que no se tiene total seguridad de cómo se jugaba. No obstante, por paralelismo con el juego de Tablut se puede suponer que se jugaría de forma similar, pero con un tablero de 11 x 11 casillas y con 12 peones más el rey para un jugador defensor, y 24 peones para el jugador atacante.

No se ha encontrado nunca un tablero de juego Hnefatafl en ninguna excavación ni yacimiento arqueológico, lo cual es lógico debido a que con toda probabilidad los materiales de que estaban realizados eran perecederos, como por ejemplo piel de animal.

Por eso, en esta ocasión, nos hemos puesto a fabricar artesanalmente un juego completo de Tawlbwrdd sobre piel, y con fichas realizadas con arcilla.

En este sentido hemos trabajado de un modo similar a como lo hicimos para construir el juego del Tablut que también hemos descrito en esta sección de «Taller de Artesanía».

El tablero, de 11×11 casillas, se dibuja con lápiz sobre la pieza de piel que se ha recortado previamente. A continuación, utilizando un sencillo pirograbador, se queman cuidadosamente los trazos de lápiz realizados, y por último, con una máquina de coser, se completa el tablero con un marco formado por una tira de tela decorativa.

En cuanto a las fichas se elaboran de modo manual, de una en una, empleando arcilla de secado al aire y posteriormente se pintan con pintura acrílica de calidad.