Pinoy Dama es el término tagalo para el denominado popularmente Damas Filipinas o simplemente Dama. Aunque con algunas reglas algo modificadas, es sustancialmente un juego de damas, con la singularidad de que el tablero de juego está formado por las líneas diagonales sobre las que se juega y no mediante un tablero ajedrezado como suele lo normal en el resto del mundo.
Obsérvese que la disposición de las líneas equivale, realmente, a trazar sobre un damero normal de 8×8, los puntos en los centros de las casillas blancas y unir los puntos entre sí por líneas. El tablero se coloca entre los dos jugadores de manera que la diagonal larga comienza en la parte inferior izquierda de cada jugador, lo que equivale, sobre un damero, a que el jugador tiene casilla negra a su derecha.
En Filipinas este juego es practicado por gentes de todas las clases y edades, y suele ser frecuente jugarlo en la calle, simplemente dibujando sobre el terreno o sobre un papel el tablero y utilizar como fichas las típicas chapas de refresco. Cuando una ficha de un jugador (en este juego en Filipinas se llama «hombre«) alcanza la última línea del tablero promociona, al igual que en juego de damas español, y se convierte en «rey» (se llama así en lugar de dama). Lo usual en el juego de damas español, para diferenciar una «dama» de una ficha normal es poner dos fichas del mismo color una encima de otra, pero en el Pinoy Dama basta simplemente con dar la vuelta a la chapa para distinguirse: una chapa boca abajo es un ‘hombre‘ y una chapa boca arriba es un ‘rey‘.
Las reglas de juego son similares a las del juego de damas español, con algunas diferencias, la más importante de las cuales es que una ficha (hombre) puede comer también hacia atrás, mientras que en las damas españolas solo puede comer hacia adelante. Este movimiento hacia atrás solo está permitido para capturar, pero no para un desplazamiento normal de la ficha.
Cada jugador cuenta con 12 fichas que se colocan sobre los puntos de las tres filas más cercanas, según se ve en la figura. Por lo general comienzan a jugar las blancas. Una ficha puede desplazarse avanzando una posición hacia un punto adyacente vacío. Por lo tanto, en cada turno una ficha dada puede tener dos movimientos posibles, uno o ninguno. Las fichas no pueden desplazarse hacia atrás si no es para realizar una captura. En la figura siguiente, la ficha blanca A no tiene ningún movimiento, la ficha B tiene dos posibles movimientos y la ficha C solo tiene un movimiento posible.
En su turno un jugador puede desplazar una de sus fichas o realizar una captura. Si hay una captura disponible tiene prioridad sobre el desplazamiento y debe efectuarse la captura, que además, si es posible capturar varias fichas en una misma secuencia, deberá hacerse comiendo el mayor número de fichas del oponente, aunque eso pudiera perjudicar la jugador que realiza las capturas.
Gana el jugador que consigue que el oponente no pueda, en su turno, mover legalmente ninguna de sus piezas. Eso puede suceder por dos causas: a) porque todas sus piezas han sido capturadas, o b) porque ha quedado bloqueado y ninguna de las piezas que aún le queden sobre el tablero puede desplazarse ni capturar.
Al igual que en el juego de damas español, las capturas se realizan por salto corto, es decir, una ficha captura a una oponente saltando por encima de ella, si esta se encuentra en cualquier punto adyacente, ya sea por delante o por detrás, siempre que el punto inmediatamente siguiente a la ficha oponente, en la dirección del salto, se encuentre vacío, pues es ahí donde la ficha que salta debe aterrizar. La ficha sobre la que se ha saltado resulta capturada (comida) y se retira del tablero. No está permitido saltar sobre fichas propias y en cada punto solo puede haber una ficha. Es posible hacer capturas múltiples, lo que ocurre cuando al completar un primer salto sigue habiendo fichas oponentes situadas en un punto adyacente al que se acaba de llegar tras el salto, que tienen a continuación un hueco inmediatamente libre al que volver a saltar, ya sea en la misma dirección en la que se había realizado el salto anterior, o en una dirección perpendicular.
En la figura siguiente, es el turno de las blancas, que tienen la posibilidad de capturar y por lo tanto es obligatorio hacerlo y no podrán hacer en este turno un movimiento de desplazamiento. Pero como es mandatorio realizar el mayor número de capturas posible, no puede jugar la ficha D, que solo capturaría la pieza negra E, ni tampoco puede jugar la ficha C, que solo capturaría la pieza B, ya que con la ficha A (recuérdese que para capturar se pueden hacer desplazamientos hacia atrás) captura primero E y a continuación B.
Hay que realizar, obligatoriamente, capturas siempre que sea posible, y cuando se pueda capturar más de una ficha oponente en un turno es obligatorio capturar el máximo que se pueda. Pero a diferencia de las damas españolas, aquí no existe la acción de «soplar» (es decir sacar del tablero la ficha que no ha completado la secuencia de capturas más larga posible) sino que se avisa al jugador para que rectifique y complete su secuencia de capturas.
Cuando una ficha de un jugador alcanza la última fila más alejada del tablero, esta ficha promociona a «rey«. Un rey puede desplazarse por una diagonal tantos puntos vacíos seguidos como desee, y puede capturar a una ficha (o a otro rey) oponente, saltando sobre ella desde un punto no necesariamente adyacente. La única condición es que entre ambos todos los puntos que median estén vacíos, y que detrás de la ficha a capturar haya uno o varios puntos seguidos vacíos.
Por lo tanto, un rey puede realizar una captura de una ficha (o de otro rey) saltando sobre él y aterrizando detrás en el punto inmediatamente adyacente o en alguno más allá, si están todos vacíos. De hecho, dada la norma de que se debe realizar siempre el mayor número de capturas posible en un turno, el rey que va a capturar, si le es posible, tiene la obligación de terminar el primer salto en un punto posterior que le permitiría, si se diera el caso, hacer una segunda captura cambiando 90 grados la dirección tras ese primer salto. En la figura siguiente, es el turno del jugador blanco, que cuenta con el rey B. Debe capturar la negra B y podría aterrizar en cualquiera de los dos puntos siguientes vacíos que hay detrás de A. Pero como aterrizando en el segundo punto detrás de A realiza la captura de D está obligado a hacerlo. Si no estuviera la ficha D el rey B podría aterrizar a voluntad en el punto inmediatamente después de A o en el siguiente. Obsérvese que a las blancas podría interesarle no comer A y D con B sino comer E con C y así promocionar un segundo rey. Pero puesto que la regla obliga a realizar la jugada que cause mayor número de capturas, esta opción no es posible.
Queda claro que la posibilidad de hacer una captura y terminar el salto sin necesidad de que el punto de inicio y final del salto sean adyacentes a la pieza capturada, está reservado a la figura del rey, y una ficha normal (hombre) no puede realizar esta acción.
Cualquier ficha puede capturar a una ficha oponente y también a cualquier rey oponente.
La obligatoriedad de completar en cada turno la secuencia con mayor número posible de capturas, junto con la posibilidad de capturar hacia atrás, nos lleva a una circunstancia muy interesante, que se da, por ejemplo, cuando una ficha de un jugador alcanza la fila opuesta del tablero como consecuencia de una captura. En teoría eso permitiría que esa ficha fuera promocionada inmediatamente a rey, sin embargo, puesto que viene de realizar una captura, podría suceder que desde ese punto de llegada tuviera hacia atrás otra captura posible, en cuyo caso estará obligado a hacerla, saliendo de la última fila a la que había llegado y perdiendo la opción de promocionar, en ese turno. La siguiente figura lo explica.
Aparentemente C blanca puede capturar la ficha negra E y alcanzar así la última fila del tablero, de modo que C se coronaría como rey. Pero dado que la ficha negra B puede ser capturada desde el punto donde acaba de saltar C, debe hacerlo obligatoriamente, saltando hacia atrás y abandonando la posibilidad de coronarse rey en este turno.
Como en todos los juegos, las reglas no son ni universales ni inamovibles, y según el lugar y la tradición es posible encontrarse con algunas variantes. Por ejemplo, es frecuente que en este juego las fichas capturadas no se retiren hasta haber completado la secuencia completa de captura. Normalmente no hay diferencia práctica en que se vayan retirando las piezas capturadas según se va efectuando la secuencia de una captura múltiple o que se dejen sobre le tablero y se retiren una vez completado el movimiento de la pieza capturadora. Pero en circunstancias especiales (generalmente poco probables) podría suceder que una pieza capturada, pero no retirada, impida el paso a la pieza capturadora que, si ya se hubiera retirado permitiría realizar una captura adicional. En todo caso, no está permitido saltar dos veces sobre una misma pieza.
Siempre que se presente una situación en la que un jugador tenga tres reyes y el otro un rey, sin que queden otras fichas en el tablero, se comienza a contar los movimientos realizados por el jugador que solo tiene un rey. Si consigue mantenerse sobre el tablero sin ser capturado, una vez transcurridos doce movimientos, la partida queda en tablas. Por lo general, si el jugador con un solo rey consigue situarlo en la diagonal grande el final será un empate.